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El artista Rafa Moreno estrena el gran formato en la Galería MT con ‘Mapas’

LA GALERÍA MT EXPONE LA SERIE MAPAS DEL ARTISTA MORENOTAPIA, OBRAS DE GRAN FORMATO TRABAJADAS CON PLÁSTICO INDUSTRIAL SOBRE BASTIDOR

Tras dos años de investigación en varios formatos y haciendo uso de diferentes procedimientos, el creador canario muestra al público una decena de piezas que aprovechan las características del material para formular una visión personal de su memoria más allá de la imagen fetiche que suele activar nuestro recuerdo.

 

Al entrar en el estudio del artista lo primero que nos acecha es el olor invasivo. Una mezcla conocida, familiar.

 

El suelo hidráulico típico de las casas del barrio de las Alcaravaneras nos saluda lleno de manchas y restos no barridos. Los papeles, bastidores y plásticos se apilan en cada habitación dando muestras de una actividad creativa intensa. La luz que se asoma por los patios interiores nos muestra una casa que querríamos habitar, amigable con el que llega y la recorre. MorenoTapia ocupa el espacio de la Galería MT destinado a la producción. Un conjunto de estancias que en los últimos cinco años ha dado cobijo a más de una veintena de artistas de varias nacionalidades. El proyecto, nacido de forma humilde hace una década en una zona de la ciudad que no suele asociarse con el arte, es ya una apuesta firme en el panorama cultural autonómico y lo será fuera de nuestras fronteras. Su próxima presentación internacional en la Feria de Arte de Munich, ARTMUC, con artistas de cuatro nacionalidades distintas, será la primera parada de otras tantas que ya se definen en el calendario de 2024 y 2025.

Recorremos el espacio con la mirada perdida, no sabiendo si deleitarnos con su arquitectura o disfrutar con los laboratorios creativos que salpican las paredes de cada habitación. No hay orden pero tampoco desorden. Pareciera que el caos sea necesario para que la cabeza se active, el corazón se acelere y la mano fluya sobre los materiales.

Sobre una vasta mesa de metacrilato se amontonan todo tipo de útiles y herramientas gráficas. Los pinceles dialogan al tiempo como lápices, tintas y papeles de todo tipo. Unas fotocopias trastocadas, un catálogo marcado y un libro que se abre por el último grafismo de MorenoTapia. A la derecha una pieza múltiple que llena el espacio y lo atiborra, que se encaja casi hasta los cuatro metros de altura que tiene la casa. El políptico forma parte de la serie “Mapas” que el artista ultima de cara al próximo 16 de junio, fecha en la que inaugurará su primera exposición individual en la Galería que lleva su nombre.

El espacio contiguo es más grande y tiene más luz. La constante investigadora sigue enarbolando las paredes. Nuestra atención ya no está perdida y se focaliza en visualizar y comprender el proceso creativo seguido. La maquinaria cerebral se activa y se sienta. Se toma su tiempo para disfrutar de lo que tenemos delante, un formato  de cuatro metros cuadrados en la que se intuyen algunas figuras humanas y que está en la última fase de concreción. Se aprecia fácilmente la cantidad de plástico que se adhiere a la estructura del bastidor agarrado precariamente con cinta de papel y pinzas. Sin casi quererlo pensamos al unísono en la intención  y el orden escogido de cada estrato, en la controvertida fragilidad del material y en las conexiones con el medio ambiente.

La contradicción discursiva se antoja inevitable al tratarse de una cuestión que se atisba casi a diario en el día a día, pero entendemos que las explicaciones llegarán más tarde. Seguimos leyendo la obra. La imagen se diluye en una maraña gris, fantasma y nebulosa, intencionadamente tupida. Difícilmente podemos acertar en construir un mapa, un patrón concreto o un discurso visual que dé sentido a las sombras. Piezas de un puzzle apenas cromático, discontinuo,  que se nos antoja incluso errático. Una composición que se asocia consigo misma de forma repetitiva, capa a capa, para transmutar en un ensamble final intencionado y perseguido, aunque no lo parezca.

La construcción se hace presa de sí misma. MorenoTapia comenta que el proceso de investigación se inició hace años a partir de bocetos casuales que sumaban el material plástico sobre el papel. Aquellas travesuras ocasionales quedaban en las paredes como vestigios de líneas a trabajar. De forma progresiva, y casi sin querer, fueron ocupando espacios en los libros de trabajo del artista encandilado especialmente por las posibilidades que le aportaba un material que consume y desecha a diario. Este soporte permitía su yuxtaposición y variaciones exponenciales, una nueva variante que hasta la fecha no había tenido cabida. La serie previa se construía a partir de dibujos que eran sistemáticamente recortados y despiezados, dando lugar a nuevas construcciones que el artista inicialmente nunca había pretendido generar. La inclusión del elemento transparente multiplicaba las opciones gráficas y habría la puerta a un territorio inexplorado e interesante, al mismo tiempo que generaba de partida dudas y conflictos en torno a su durabilidad y comportamiento con ciertas técnicas pero, sobre todo, por el grado de rechazo que podía generar al coleccionismo en general.

“Si un creador visual condiciona su proceso desde el principio, está condenado a caminar en círculos que ni tan siquiera ha dibujado él mismo”, dice en voz alta. Tras más de un año construyendo las piezas en formato pequeño y habiendo acondicionado su espacio de trabajo en el centro de producción de la Galería MT, el paso al gran formato fue una consecución natural. Un paso que materializa piezas desde finales del año 22 y que obvia el papel como material y soporte, algo que ha estado presente en su carrera de forma constante en las últimas tres décadas. Abandonar la zona de confort, el territorio sobradamente conocido, acarreó la comisión de errores y el descubrimiento de grandes aciertos, pero especialmente la posibilidad de alterar sustancialmente la composición que se estuviera fraguando. Cada semana permitía saborear en primera persona las esencias fundamentales del proceso creativo.

La cabeza no para de darle vueltas y el ojo sigue erre que erre recorriendo el lienzo de esquina a esquina. La imagen está quebrada, intencionalmente emborronada con plástico superpuesto que hace que apenas se vislumbren los trazos de las primeras capas. El negro omnipresente del óleo contrasta con fuerza en la superficie externa. La retina se ciega y confunde el fondo con la figura, construyendo personajes que dan pie a otros tantos.

MorenoTapia nos habla en su propuesta de los mapas que habitan en nuestra consciencia. Los retazos de múltiples experiencias que se aglutinan en un mismo recipiente. Los años pasan y los momentos dignos de mantenerse alejados del olvido se reiteran, mezclándose cual grafía en una pizarra romana de cera que en ocasiones nos confunde. La memoria se vuelve torpe, gris, fantasma y nebulosa, intencionadamente tupida. Difícilmente podemos acertar en construir un mapa, un patrón concreto o un discurso que dé sentido a todas esas sombras. Piezas de un puzzle apenas cromático, discontinuo,  que se nos antoja incluso errático.

 

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https://www.laprovincia.es/cultura/2023/06/11/artista-rafa-moreno-estrena-gran-88570495.html